domingo, 14 de enero de 2018

Las amas de casa de la política


José Joaquín Rodríguez Lara


Más de 1.140 años de historia (al menos 1.142), centenares de regidores, desde el fundador, Ibn Marwan, hasta Francisco Javier Fragoso, alcalde en vigor, y no hay constancia documental de que la Ciudad de Badajoz haya sido gobernada jamás por una mujer.


Al menos con todas las de la ley.


Mandato tras mandato, con los musulmanes, con los cristianos, con la monarquía, con la república, con los franceses, con los británicos, con la UCD, con el PSOE, con el PP, al frente de los destinos de Badajoz, que se sepa, siempre ha estado un hombre. Así que ya va tocando que a la ciudad más importante de Extremadura la gobierne una mujer.


A Badajoz le conviene tener una alcaldesa. La necesita. Badajoz tiene una deuda histórica con las mujeres. En esto va de la mano con Mérida y otros municipios de menor cuantía poblacional.


Cáceres, la segunda ciudad más importante de Extremadura, ya ha tenido alcaldesas del PSOE y del PP. Madrid y Barcelona, las ciudades más populosas de España, tienen al frente de sus respectivas corporaciones municipales a sendas mujeres. La Delegación del Gobierno de Extremadura está dirigida por una mujer; y también lo estuvo en el pasado por, al menos, dos más.


¿Por qué razón Badajoz nunca ha tenido una mujer al frente de su Alcaldía?


¿Gobernar Badajoz sólo es cosa de hombres?


En números redondos, Badajoz tiene 150.000 habitantes, ¿no habrá entre sus 77.540 mujeres una lo suficientemente inteligente, sensata, imaginativa, preparada, valiente, generosa, experimentada, con cierto carisma y algo visionaria para empuñar la vara del Gobierno local? Si en Badajoz hay bastantes más mujeres que hombres (73.003 varones, según el INE), ¿por qué en la Alcaldía sólo ha habido hombres hasta ahora?


Seguramente a estas alturas del artículo ya se habrá hecho usted la gran pregunta: ¿qué le aportaría a Badajoz el tener una alcaldesa? La respuesta no puede ser más sencilla: ¿qué le ha aportado el tener sólo alcaldes? ¿Tienen las mujeres menos derecho que los hombres a presidir la Corporación pacense?


O tal vez sospeche usted que detrás de este artículo hay un intento de promover una moción de censura contra el alcalde Francisco Javier Fragoso.


Nada más lejos de la realidad. Fragoso será alcalde mientras él tenga fuerzas y ganas, su partido no le encomiende más altas responsabilidades y, sobre todo, el electorado le apoye.


Pero llegará un momento en el que Francisco Javier Fragoso dejará de ser el candidato a la Alcaldía de Badajoz, ¿el PP debería seguir apostando entonces sólo por aspirantes masculinos?


No hay en el Partido Popular mujeres capacitadas para ser alcaldesas de Badajoz. Beatriz Villalba, María Paz Luján, María José Solana, Paloma Morcillo o María del Rosario Gómez, por citar sólo a las cinco primeras de la última candidatura electoral, gobernarían peor que Fragoso?


María Isabel García, María del Carmen Núñez, Rita Ortega, Sara Durán y Monserrat Rincón, todas integrantes de la candidatura del PSOE, ¿tienen menos derecho a aspirar a la vara de mando que Ricardo Cabezas, que encabezó la candidatura socialista?


Y lo mismo puede decirse de Amparo Hernández, María Fátima Robledo, Cristina González, Rosa Julia Infante y María Teresa Muñoz, de Recuperar Badajoz, así como de Julia Timón,  que sigue en primera línea de fuego, y de María Jesús Fernandez, Ruth María Mateos, María del Carmen Tabares y Esperanza Romero, que aunque dieron un paso lateral, todas ellas ocuparon lugares de privilegio en la papeleta de Ciudadanos, por citar sólo a las fuerzas políticas que tienen presencia en la Corporación de Badajoz.


Que la primera ciudad de Extremadura tuviese una alcaldesa contribuiría mucho más a normalizar la presencia de la mujer en la política local, y en los centros pacenses del poder, que la mera elaboración de candidaturas electorales más o menos paritarias, en las que la población femenina está, pero con un perfil bajo, en papeles secundarios.


Si hubo mujeres y hay una mujer al frente de la Delegación del Gobierno, si una mujer preside la Asamblea de Extremadura, si Cáceres y otros municipios tienen alcaldesas, ¿por qué Badajoz nunca la tuvo?

Cierto es que la Junta de Extremadura tampoco ha tenido jamás presidenta, pero eso cambiará tan pronto como Vara (PSOE), Monago (PP) y Jaén (Podemos) asuman que facilitar el acceso de la mujer a todas las instancias del poder político debe empezar por ellos mismos, cediendo a mujeres sus puestos al frente de las candidaturas a la Asamblea de Extremadura. 


Ciudadanos ya lo hizo en las últimas elecciones autonómicas con María Victoria Domínguez.


En España ha habido reinas de cuna, reinas regentes y reinas de altar, pero nunca hubo una, al menos una, presidenta del Gobierno. 


Para ver una mujer al frente de un gobierno estatal hay que cruzar los Pirineos. 


Por ahora no hemos pasado de tener vicepresidentas del Ejecutivo y, eso sí, presidentas del Congreso.


Es como si las vicepresidencias y las presidencias de las cámaras legislativas fuesen, por su propia naturaleza, cargos reservados para la mujer.


Hasta que no se generalice la presencia de la mujer al frente de los gabinetes de gobierno, hay presidentas y vicepresidentas que no dejarán de parecer las amas de casa de la política, pastoreando al rebaño mientras los hombres toman las decisiones.


Y aunque ser ama de casa es una ocupación muy digna, además de sacrificada, no es conveniente que lo parezcan, pues esa imagen sitúa a la mujer política un escalón por debajo del hombre político.


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