miércoles, 1 de noviembre de 2017

Naufragio en seco

José Joaquín Rodríguez Lara


Como vigía en la madrugada, huelo los aires que llegan hasta el carajo del palo mayor, tolvanera inmisericorde en la que sigue encallada Extremadura, nuestra nao capitana.

 

Encaramado en los altos de Salvatierra de los Barros, qué no daría yo por emular a Rodrigo de Triana y, a pecho descubierto y con boca de campana, gritar a los cuatro vientos: ¡agua, agua, por fin llega el agua!


Pero no llueve. Pasan la horas, los días, las semanas, los meses, pasan la confianza y la esperanza y la fe y no llueve. Hemos naufragado en el océano de los barbechos y ni siquiera tenemos tu consuelo magistral, Fernando Serrano Mangas, historiador, investigador, profesor y carpintero de ribera, que tanto nos enseñaste sobre pecios, cargas, naufragios y tesoros.


Tú, el mayor experto mundial en la carrera de Indias, en barcos y en el trasiego de metales y otras preciosas mercancías entre las costas americanas y Sevilla, fuiste un extremeño de tierra muy adentro, un portento que nació en Salvaleón y en Salvaleón se ha quedado, para siempre, encallado entre libros, apuntes, misterios desvelados y secretos sin desvelar.


Y sigue sin llover, querido e inolvidable Fernando. No cae ni una gota. Hemos vuelto a naufragar en un secarral. Somos los Cabeza de Vaca del secano. Es nuestro sino, amigo mío.


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