martes, 15 de agosto de 2017

El grillo

José Joaquín Rodríguez Lara


Cuatro de la mañana. El grillo lleva cantando desde las once, cuando todavía era ayer, como si viviéramos en Canarias. Y no se cansa. Es un grillo insobornable. A pesar de que son las cuatro de la madrugada. ¿Dónde estará escondido el puñetero grillo? ¿En este rincón? No. ¿Detrás de la pilistra? No. ¿Debajo de la alfombrilla? Tampoco. Enciendo la luz, y se para. La apago y reanuda su serenata. Me acerco a la ventana, porque parece que suena junto al visillo, y vuelve a callarse. Pero no lo veo.

 

- ¡Aquí tampoco está!


- ¡Ay, pero déjalo ya y duérmete! (Me dicen.)


Pero, ¿cómo se puede dormir con un grillo cantándote entre las orejas? Dentro de la cabeza. Y no es un grillo cualquiera; es un grillo de categoría. Un grillo 'ralete' -de real- que parece una reencarnación de Fidel Castro, que en paz descanse. Si es que el grillo le deja descansar en paz. Me recuerda a Fidel no por la barba, sino por las peroratas que soltaba El Comandante.


Cuando yo era niño cazaba grillos, como todos los niños que hemos sido niños y no informáticos criados a base de petits suisses; cazaba grillos 'raletes', en Barcarrota, los enjaulaba y los alimentaba con cerrajas, lechuguinos y otras hierbas. Aquellos grillos solían cantar mucho. Pero, como este, ¡como este, ninguno!


Ni siquiera Joselito -"¿quién ha pintao tus ojeras, la flor del lirio real, quien te puso Campanera, ¡ay! Campanera, por qué será?"- ni la portentosa figura de Joselito puede equipararse a este grillo. Diminutos, los dos, negrinos, ambos, y cantantes, pero a decibelio por kilo, gana el grillo. 'El Pequeño Assserrrrradoor de Seis Patas', un vozarrón. ¡Dónde va a parar!


- "Aquí, aquí está!"


- ¿Dónde?


- "Debajo del umbral, en el desagüe".

 

Los umbrales de las casas de pueblo suelen tener en la piedra un orificio para que salga el agua de fregar el pasillo, si es que no se recoge toda con el trapo. El agujero tiene el tamaño justo de una grillera y viene de serie con la piedra.

 

- ¿Está en el agujero del umbral? ¡Este grillo es un puto okupa!


Con el tallo de una planta, como cuando vivía en Barcarrota, hurgué en el escondrijo del bicho. Salió al instante. Tuve que perseguirle por el pasillo y me costó alcanzarle, a pesar de que el grillo huía vestido de frac y con el violón a cuestas. Pero lo conseguí.

 

- Ven aquí, canalla, que te voy a dar lo tuyo.

 

- "¿Dónde vas en calzoncillos?".

 

- ¿Dónde voy a ir, mujer? ¡A la calle, a desahuciar a este artista!

 

- "Pero, ¿y si te ve alguien?".

 

- Si me ve alguien, que se tape los ojos. Pero el grillo este duerme hoy fuera de España como que me llamo Joaquín.

 

Salí a la madrugada y tiré el grillo en el llano, en mitad de los coches aparcados.


¡Y cantó! El muu..., se puso a cantar en cuanto tocó el suelo. La madre que lo parió. Entré en casa, cerré la puerta y me fui para la cama sin saber si luchaba contra un grillo portentoso o contra una gramola.


No hay comentarios:

Publicar un comentario