viernes, 16 de septiembre de 2016

La madre que parió a la señal de la gasolinera, señor guardia


José Joaquín Rodríguez Lara


Tenemos unas carreteras manifiestamente mejorables. Muchas tienen el firme suelto; demasiadas son estrechas; otras, excesivamente voluptuosas. Las hay sin pintar y hasta las hay mal pintadas, pero lo peor de todo es lo mal señalizadas que están muchísimas de ellas.


Podría suponerse que la mala señalización afecta exclusivamente a las carreteras locales y comarcales. No es así. Hasta las grandes avenidas del asfalto están mal señalizadas.


Sin ir más lejos, la Ruta de la Plata, la Autovía del Oeste, la espina dorsal de las carreteras españolas. Pues no sé si será debido a que, cuanto más bajas hacia el Sur, más te alejas de la espalda y más te acercas al culo, pero en la Autovía de la Plata hay graves problemas de señalización.


Cierto es que el nombre de todos los río, riveras, arroyos, regatos y regaderas (de riego) está perfectamente indicado. Hasta el punto de que un viaje por esa autovía debería de convalidarse al menos por un trimestre de estudios en la Facultad de Geografía. Pero si usted viaja por la Ruta de la Plata y no busca ríos, sino una gasolinera en la que nunca estuvo antes, terminará cagándose en la madre que parió a la Administración Española en toda su extensión y departamentos.


Porque pudiera ocurrir que usted necesite con urgencia una estación de servicio; para echar carburante, para echar una meada o para echarse algo entre pecho y espalda que son las cinco de la tarde y ya no se acuerda ni siquiera si desayunó.


Con los ojos como platos busca usted la señal de gasolinera y a la altura de Guijuejo encuentra una. ¡Por fin! Toma usted la salida que le indica la señal, sale de la autovía, llega a una rotonda y allí se pierde, pues ninguna otra señal le indica qué vial debe seguir para llegar a la gasolinera. Estará en Guijuelo, se dice usted. Estará, sí, pero dónde está. Porque llega usted a Guijuelo y no ve la anhelada gasolinera.


Más irritado que pesaroso, regresa usted a la autovía y poco antes de llegar a Béjar, localiza otra señal de gasolinera. Abandona la autovía por la salida que le indica la señal, llega a otra rotonda, toma un carril... Y, ¿dónde está la gasolinera? No se sabe. Oculta detrás de alguna curva, en una hondonada, después de tres casas, en el cauce del río Riofrío... Puede estar en cualquier sitio, porque ninguna señal indica su ubicación.


En demasiadas carreteras de España es más fácil encontrar un puticlub que una gasolinera. Sobre todo, a partir de ciertas horas.


A la Guardia Civil de Tráfico, y a la de no tráfico, que caminéan por estos lugares, ¿no les llama la atención que las señales de gasolinera desaparezcan tan pronto como sales de la autovía? Ya, ya sabemos que los agentes de la Guardia Civil no están para poner señales, están para poner multas, y vaya si se esmeran en su cometido.

 
Pero tampoco son bomberos los agentes de la Beneméita y, si ven un incendio, intervienen. Y no son matronas, pero si encuentran a una mujer de parto en la carretera, intervienen. Y es más, no son cowboys ni garrochistas y si un toro bravo se echa a la carretera intervienen. Hay vídeos que lo demuestran.

 
Entonces, ¿por que no intervienen cuando las señales de tráfico están mal puestas, oxidadas, ocultas por la vegetación o simplemente no existen? ¿Hay algo más peligroso que un conductor perdido en una rotonda o en un cruce debido a que no sabe qué dirección tomar? ¿La seguridad vial se basa exclusivamente en que el conductor no beba, tenga la documentación en regla, no haya perdido un reflectante o conserve los neumáticos en buen estado?


¿La señalización deficiente no es un peligro añadido al riesgo de conducir? ¿No hay ITV de carreteras para controlar si funcionan las señales de tráfico? Incluidas las señales puramente informativas. Y a la Administración y a los agentes de Tráfico, ¿quién les examina, quién les inspecciona?


Señores agentes de la Guardia Civil, cuando hay problemas de seguridad y riesgo físico para las personas, son ustedes la última esperanza de gran parte de la ciudadanía española. Por favor, no consientan que esa esperanza también desaparezca.


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