miércoles, 28 de octubre de 2015

'Algo en el aire' que resulta infumable


José Joaquín Rodríguez Lara



El mundo del teatro está lleno de héroes. La gran mayoría de ellos existe gracias al escenario. Muchos son héroes de ficción, simples personajes. Otros son héroes de carne y hueso, simples personas.

Pero, en ocasiones, los héroes no están sobre las tablas, sino en las butacas. Son héroes anónimos, simple público.

Durante la representación de 'Algo en el aire', décima entrega del 38 Festival de Teatro de Badajoz, había mucha heroicidad entre el respetable; personas que han pagado su entrada, que han ocupado su localidad, que han visto la función de cabo a rabo y que hasta han aplaudido al final. No como otras, que se han marchado a mitad de la representación, comportándose como simples héroes impacientes.

Ciertamente tiene mérito tanto quien se levanta como quien aguanta. 'Algo en el aire', de David Harrower, representada por José Vicente Moirón y Pilar Massa, es una obra difícil de digerir. No es entretenida, no es divertida, no es conmovedora, no emociona... Carece de acción. Casi no es teatro. Más que una obra dramática parece un ejercicio académico de virtuosismo profesional.

José Vicente Moirón es actualmente uno de los mejores actores extremeños. Es expresivo, tiene voz y con 'Algo en el aire' demuestra que puede interpretar simultáneamente a varios personajes recurriendo simplemente a pequeños cambios en la entonación. No obstante, su indudable calidad interpretativa no puede convertir en una fiesta a un espectáculo tan falto de empatía como es 'Algo en el aire'.

En la función sólo hay dos intérpretes: José Vicente Moirón, que encarna a Athol, y Pilar Massa, que le pone voz a Norma. Athol y Norma permanecen durante toda la representación sobre el escenario, pero no conversan. Simplemente monologan en paralelo y de forma alternativa. Son como dos raíles de ferrocarril que ni siquiera está unidos por las traviesas. Athol y Norma son hermanos, pero llevan catorce años sin hablarse, pasa en las mejores familias, y no iban a romper con la tradición precisamente en el 38 Festival de Teatro de Badajoz.

El espectáculo me ha resultado infumable, pero hay gente a la que le ha gustado y está en su derecho de proclamarlo a los cuatro vientos y de aplaudir. El mismo derecho que tiene cualquier persona a levantarse de su butaca y marcharse del teatro sin esperar a que acabe la función.

La mayoría del público que asiste a las representaciones teatrales suele ser muy complaciente. En otros espectáculos -el fútbol, los toros, incluso la ópera- el desagrado se demuestra con silbidos, abucheos, pateos y hasta lanzando almohadillas. En el teatro no, en el teatro el público observa, escucha, calla y hasta aplaude, aunque sea sin entusiasmo.

Quedan ya muy lejos los tiempos de los 'chorizos', de sus rivales los 'polacos' y de sus sucesores los 'panduro'. El castizo universo de los reventadores teatrales hace tiempo que reventó, por falta de efectivos. Del viejo patio de butacas del teatro español ya sólo nos queda la claque -familiares, amigos, paisanos, compañeros...- y no se la ve en todas las funciones. A veces, hasta se la echa de menos.

Pilar Massa y José Vicente Moirón en 'Algo en el aire'. (Imagen bajada de hoyesarte.com)





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