miércoles, 29 de julio de 2015

Pedro Mari Sánchez triunfa entre todas las mujeres


José Joaquín Rodríguez Lara


'La Asamblea de las mujeres' calienta motores a ritmo de musical, arranca como teatro clásico, se acerca al final con gruesos trazos de cabaret y concluye imitando el desenlace de la película 'Con faldas y a lo loco'. ¿Qué es entonces 'La Asamblea de las mujeres'  que acaba de estrenarse en el Teatro Romano de Mérida, en versión de Bernardo Sánchez y bajo la dirección del actor Juan Echanove?


Ni se sabe muy bien, pero la comedia que escribió Aristófanes desde luego que no es. El séptimo espectáculo incluido en el programa del 61 Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida es una propuesta complicada que a pocas personas va a dejar indiferentes. A quien le guste reirá y aplaudirá, y a quien no le guste no le faltarán ganas de maldecir la hora en la que decidió ir a verla.


Dirá usted que esto es lo que suele ocurrir con cualquier espectáculo. Y tendrá razón. Pero aquí ocurre a lo grande. La obra tiene un gran reparto: Lolita, María Galiana, Pedro Mari Sánchez, Luis Fernando Alves, Sergio Pazos... Es una producción del propio Festival; es decir, una inversión en identidad, en imagen de marca, en futuro. Y además de durar dos horas, se va a representar durante diez días, agrupados en dos tandas de cinco, más que cualquier otro montaje, por lo que hay tiempo de sobra para disfrutarla y para sufrirla.


A la obra le sobra media hora y una ración considerable de expresiones soeces, pero el público se ríe y aplaude, aunque otra parte del respetable se sienta engañada y eche pestes contra lo que le están ofreciendo desde el escenario.

 
Más de 2.700 personas asistieron al estreno. Entre ellas estaban el presidente de la Junta y la consejera Portavoz, además del alcalde de Mérida, así como caras conocidas del mundo del espectáculo como Elena Furiase, la hija de Lolita, y Ricardo Gómez, el hijo pequeño de los Alcántara, en la serie 'Cuéntame cómo pasó'.


Lolita y Pedro Mari Sánchez. (Fotografía de Jero Morales)

Cuando Aristófanes escribió 'La Asamblea de las mujeres', en el año 392 antes de Cristo, las  mujeres atenienses no podían participar en política. No se las consideraba ciudadanas. En su comedia, Aristófanes plantea una idea revolucionaria para su época: que las mujeres tomen el poder. Y lo hace con una comedia que gira en torno a la convulsión social que ocasionaría el hecho de que Atenas fuese gobernada por mujeres.


Han pasado 2.406 años y las mujeres tienen derechos de ciudadanía en casi todo el mundo, pero aún hay países en los que no se les permite salir solas de casa ni conducir vehículos ni tomar según qué decisiones. Es cierto que hay mujeres que gobiernan, pero la mujer en general está todavía muy lejos del poder. Así que el texto de Aristófanes sigue teniendo vigencia. No es necesario actualizarlo para comprenderlo, pues incluso plantea otra faceta política, la implantación del comunismo entre las personas libres -las esclavas eran consideradas animales de trabajo-, que aún planea sobre la tierra.


Pero en 'La Asamblea' de Echanove, buena parte de estos mensajes se diluyen entre muestras de humor zafio y escenas que parecen parches para reparar un neumático que pierde aire.


Pues a pesar de todo, la obra funciona en taquilla tan bien que puede convertirse en un verdadero éxito. Buena parte del mismo hay que achacárselo a Pedro Mari Sánchez, un actor vestido de mujer, que triunfa entre las mujeres y ha sido lo mejor del estreno; a Lolita, que debuta en el Teatro Romano y deja constancia de su estirpe; y a Sergio Pazos en su papel de ateniense gallego. Un gallego que sobresale por su humor fino en un montaje lleno de sal gorda.

Y el problema no está en echarle sal gorda al teatro. Eso ya lo hacía Aristófanes. El problema está en pasarse con lo salado y anular cualquier otro sabor.


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