lunes, 9 de marzo de 2015


Que la Virgen de Guadalupe le ilumine, monseñor


José Joaquín Rodríguez Lara


Monseñor Braulio Rodríguez, arzobispo de Toledo, ha reducido a un “problema político” y hasta “un poco nacionalista" el legítimo deseo existente en Extremadura de que el santuario de la patrona de la región, Nuestra Señora de Guadalupe, dependa de una diócesis extremeña.


"Es un problema político y me atrevería a decir que un poco nacionalista", ha dicho monseñor Rodríguez, mostrando un desconocimiento absoluto de lo que sienten muchísimos extremeños respecto a su Virgen y al santuario que la acoge.
Hay un fondo de desprecio perceptible en las palabras del arzobispo de Toledo. Un menosprecio que ni Extremadura ni los extremeños se merecen. Esta tierra lleva años solicitándole al arzobispado de Toledo y al Vaticano que consideren la posibilidad de que el santuario de la Puebla de Guadalupe y todo lo que el monasterio conlleva dependan de una diócesis extremeña, de la que la Iglesia quiera.


Siempre se ha solicitado de forma respetuosa, sincera, sin dobleces, de modo directo y firme, sin titubeos. Y la Iglesia siempre había respondido hasta ahora con el silencio o dando largas. Nunca ha negado la posibilidad de acceder a lo solicitado ni jamás ha dicho que sí.


Pero es la primera vez que una autoridad eclesiástica, y nada más y nada menos que el arzobispo de Toledo, responde de un modo tan grosero, tan impropio de la Iglesia y con una formulación tan mezquina como acaba de hacerlo monseñor Braulio Rodríguez, que o no se entera o quiere ofender sin que se le haya provocado para que reaccione de esta forma.

Le aseguro monseñor Rodríguez que nunca fue la política y mucho menos el nacionalismo lo que ha movido a los extremeños que llevan años solicitando, con toda la humildad del mundo, que Guadalupe dependa de una diócesis extremeña. Se lo aseguro como periodista veterano, como amigo de personas destacadas que apoyan esa solicitud y como extremeño que la comparte plenamente.


Monseñor Braulio Rodríguez, arzobispo de Toledo
 y de Guadalupe.
 (Fotografía publicada por www.revistaecclesia.com)
Usted no “se atrevería a decir que (la reivindicación extremeña de Guadalupe es) un poco nacionalista”, usted se ha atrevido, lo ha dicho, monseñor, y creo que se equivoca de parte a parte. Es una reivindicación cristiana y social, no política. La apoyan extremeños de muy diferentes ideologías. No conozco entre ellos a alguno que sea nacionalista.


Y aunque así fuera, no sería un pecado, monseñor. Una de las características de la Iglesia a lo largo de sus más de 2.000 años de historia es haberse sabido adaptar a las condiciones sociopolíticas en las que, a través de los siglos, de los regímenes políticos y de las sociedades, ha tenido que existir. Desde Belén hasta Moscú, desde el Imperio Romano hasta la Europa comunitaria. Una Iglesia que, en este país, en España, a través de alguno de sus obispos, se ha mostrado, en determinadas ocasiones, digamos que comprensiva con actitudes políticas y nacionalistas condenadas tanto por el Evangelio como por el ordenamiento jurídico y que, sin embargo, en algo tan sencillo como desear que la patrona de Extremadura esté vinculada a un obispo que resida en la región extremeña, sólo había encontrado el desentendimiento de la jerarquía toledana y vaticana hasta que usted ha menospreciado el sentimiento de muchísimos extremeños reduciendo su anhelo a “un problema político” y, se ha atrevido a decir, “un poco nacionalista”.


Que la Virgen de Guadalupe le ilumine, monseñor. A usted y a quienes le asesoran.



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