martes, 18 de noviembre de 2014

A mí también me persiguió un ovni


José Joaquín Rodríguez Lara


Tuve un Ford Fiesta de color gris grafito. Fue un buen coche, aunque tal vez algo bajo. Lo conduje durante tanto tiempo que me dejó algunas anécdotas curiosas.

Una noche circulaba con él por la carretera que comunica a Badajoz con Valverde de Leganés (Unión Europea), creo que con destino a Salvatierra de los Barros, aunque ya no me acuerdo, cuando noté un ruido fuerte y muy raro. Venía de la parte trasera del vehículo. Miré por el espejo retrovisor y vi una luz blanca, vivísima, que daba destellos irregulares y parecía querer penetrar en el automóvil.

Inmediatamente me puse en lo peor: me perseguía un ovni. Aceleré para quitármelo de encima, pero aquel objeto volante no identificado no me dejaba. Seguía pegado al coche. Y hacía un ruido cada vez más ensordecedor.

Me hice el valiente y detuve el vehículo al lado de la cuneta. El ruido desapareció al instante y la luz se volvió mortecina. Pero allí seguía. No sin tomar algunas precauciones, bajé del coche, me acerqué al lugar del que provenían tanto el ruido como los destellos luminosos y me quedé helado con lo que vi. De muy buena gana me hubiese abofeteado allí mismo, pero me contuve.


Mi coche era como este, pero en gris grafito.
 (Imagen publicada por motorfull.com)
Mi Ford Fiesta tenía un portón trasero que, seguramente por haberlo cerrado mal, se había abierto completamente y permanecía en lo más alto que le permitían sus bisagras, sostenido por los dos resortes diseñados con esa finalidad. Yo llevaba en el maletero un gran plástico blanco con el que había cubierto, o pretendía cubrir, no sé qué cosa. Con la velocidad, la mitad del plástico se había salido del maletero y ondeaba como una bandera en un vendaval, causando un ruido espantoso. Además, al abrirse el portón del maletero se había encendido la correspondiente luz de cortesía. Sus rayos se reflejaban en el plástico y daban destellos blanquísimos.

Tras unos instantes de desasosiego, me consolé. Yo tenía razón, me estaba persiguiendo un objeto volante no identificado: era un plástico.

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