martes, 22 de julio de 2014

Quico Bocaperro


José Joaquín Rodríguez Lara


Fue de repente. Juan García Grajero, más conocido por 'Bocaperro', su sobrenombre, estaba en el melonar, trabajando como cualquier otro día, cuando se le rompieron las espitas del sudor y, al tiempo que su piel empezaba a chorrear agua, sintió una fuerte presión en el centro del pecho, una presión tremenda que le subía por el cuello y le ponía cara a cara con la muerte. Como pudo, Juan García se sobrepuso al dolor y, mal que bien, enganchó la bestia al carrillo con el que acarreaba los melones.


A duras penas consiguió subir al carro y, aunque se ignora si tuvo fuerzas para arrear a la burra, o si ella misma echó mano de ese GPS que lleva dentro cada burra que se precie de serlo y el animal se puso en marcha por iniciativa propia, al sentir que los varales del carrillo oscilaban con la carga, lo cierto es que lentamente, casi con mimo, la burrilla enhebró el carril y salió a la carretera.


El animal arrastraba el carro por el centro del asfalto, ganándose los bocinazos de los conductores que se la encontraban en su camino, pero la burra de Juan 'Bocaperro' estaba más que acostumbrada a la ira de los conductores y no eran las bocinas las que azuzaban su paso. Lo hacían el conocimiento y el convencimiento de que, obligatoriamente, tenía que realizar un recorrido que se sabía con los ojos cerrados. Para tal menester no necesitaba que su amo la condujese. Bien conocía ella la ruta.


Estaba ya cerca de su destino cuando a los vecinos de Almendralejo empezó a extrañarles el viaje de aquella burra que caminaba por el centro de la calzada, aparentemente sola y arrastrando un carro enganchado por sólo uno de sus dos varales. El otro estaba fuera del jorcate, que así se llama en Almendralejo al horcate que en otros lugares llaman cangón y de otras formas. Algunas personas reconocieron que aquella bestia y aquel carro eran de su convecino 'Bocaperro' y se acercaron para tratar de parar al animal. Fue entonces cuando, en el fondo de las tablas, descubrieron a Juan García Grajero. Estaba muerto.


El cantaor Francisco García Campos
 con Manuel, su guitarrista, ya fallecido.
(Fotografía cedida por Quico Bocaperro)

A Francisco García Campos le enorgullece que le llamen 'Bocaperro', pues así llamaban a su padre. Pero no debe su popularidad a ese sobrenombre; tampoco se la debe al hecho de ser el hijo de un hombre al que su burra trasladó desde el melonar hasta el pueblo como si fuese una rústica ambulancia del 112. La popularidad de Francisco García Campos no proviene de la generosidad con la que trata a sus amigos; ni siquiera es producto de que cante como nadie los fandangos de Paco Toronjo, ni a que mantenga una relación de amistad con Paco Gento, el único futbolista que ha ganado seis copas de Europa, todas con el Real Madrid.


Son muchas las facetas de la personalidad de Quico 'Bocaperro' que hacen de él una persona popular. Y no es la menor de ellas el hecho de que haya tenido nueve novias. "Formales", según subraya él mismo. "Todas de Almendralejo", añade. Nueve novias formales y de Almendralejo a cada una de las cuales le entregó, como primer regalo, una olla exprés. No un ramo de flores, no una caja de bombones ni un libro ni tampoco una pulsera o un anillo: una olla a presión, para cocer los garbanzos en un santiamén. Francisco García Campos es 'el novio de las ollas exprés'.


María Campos, su madre, era la encargada de comprarlas.
- Mama, cómprame una olla, que se la voy a regalar a mi novia.
- ¿Otra olla, hijo mío?
- Sí mama.
- Pero, esa muchacha, ¿quién es, Quico? Será de buena familia, ¿no?
- Claro, mama. Si usted conoce a su madre, si ella vive ahí al lado.


Cuando la madre de Francisco García Campos volvió a la tienda 'Radio Gragera', de Almendralejo, casi no tuvo que hablar.
- No me lo diga, seguro que quiere una olla exprés.
- Pues sí. ¿Cómo lo sabe? Es que mi hijo Quico se ha echado una novia.
- Pues mire, María, aquí tiene la olla. Las otra ocho se las cobré, pero esta se la regalo.


Quico 'Bocaperro' se casó con una de sus nueve novias formales, tuvo hijos y tiene nietas, pero hace años que no convive con su esposa. Incluso ha tenido otras relaciones sentimentales. Ahora tiene una. La pareja no habita bajo el mismo techo. Quico tampoco habla, en este caso, de 'novia formal'. Pero algo de formalidad debe de tener esta relación pues, por lo pronto, ella le ha regalado a él una sartén.


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