martes, 20 de mayo de 2014

Sobran regionalismos


José Joaquín Rodríguez Lara


Extremadura tiene menos extremeñistas de los que necesita y más regionalismos de lo que le conviene. En la región hay varios partidos regionalistas en un estrecho sector del arco ideológico. Esa profusión es una especie de hipertrofia originada por carencias que se remontan al siglo pasado, y que se concretan en el arranque de la transición hacia la democracia, cuando Enrique Sánchez de León funda AREX (Acción Regional Extremeña), en noviembre de 1976, y la desenfunda, en abril de 1977, para entrar en la UCD (Unión de Centro Democrático) con derecho a ser ministro. AREX era un partido "demócrata y social de actitud progresista y reivindicativa para la promoción integral de Extremadura". Wikipedia dixit. No hay otra formación política que, en menos tiempo, haya sembrado más ilusiones y haya causado más desencanto en toda la historia de Extremadura.


¿Por qué no ha tenido jamás esta tierra un partido regionalista, uno, con suficiente peso para poner una pica, aunque sólo sea una, en el Congreso de los diputados? Seguramente las causas son muchas y una de las principales sea la desunión. Ya lo dijo Gregorio de Salas (1729), que por ser extremeño y de Jaraicejo (Unión Europea), algo sabría de ello: "Espíritu desunido,/ anima a los extremeños,/ jamás entran en empeños,/ ni quieren tomar partido/ cada cuál en sí metido;/ y contento en su rincón,/ aunque es hombre de razón,/ vienen a ser por pereza/ los indios de la Nación".

El "espíritu desunido" debe de ser más pernicioso para el regionalismo que el aislamiento marino, que la mismísima insularidad atlántica, pues en el archipiélago canario hay un partido, Coalición Canaria, que no sólo gobierna su comunidad autónoma, desde su fundación en 1993, además de varios cabildos, sino que no pocas veces ha contribuido a equilibrar o desequilibrar la balanza del poder en Madrid. Y su origen no puede ser más heterogéneo y variopinto. Coalición Canaria es una formación política que agrupó a partidos nacionalistas, excomunistas, insularistas y conservadores del archipiélago. Wikipedia dixit. ¿Qué mantiene unido a semejante conglomerado ideológico? Será el plátano, que tiene mucho potasio.

La bellota, la tenca, el jamón, la torta de oveja, la ternera retinta y el cabrito verato carecen sin duda de propiedades aglutinantes y el extremeñismo de base y el regionalismo político extremeño se diluyen en el archipiélago de las siglas partidarias.

El mejor ejemplo está en el Parlamento regional. Tres candidaturas consiguieron escaños en las últimas elecciones autonómicas y en cada una de ellas había su roción de extremeñismo y su cachito de regionalismo. Y la explicación es muy sencilla: todos y cada uno de sus diputados quieren lo mejor para Extremadura, porque son extremeñistas, y en todas y cada una de las candidaturas hay uno o varios partidos regionalistas. Con IU/Verdes iba SIEX (Socialistas Independientes de Extremadura). Socialistas, sí, pero independientes y de Extremadura, también. Cuando IU permitió que Monago fuese investido presidente, SIEX, cuyos líderes proceden del PSOE, abandonó la coalición.

Compartiendo candidatura con el PSOE iba PREX/CREX, que no es un partido, sino dos, aunque actúa como si fuese un solo partido aparentemente partido en dos. Y todo ello bajo la marca Coalición Extremeña Regionalistas Extremeños, aunque, en realidad, sus siglas significan Partido Regionalista Extremeño (PREX) y Convergencia Regionalista de Extremadura (CREX). Wikipedia dixit. A mitad de legislatura rompió con el PSOE y desde entonces forma el grupo mixto, a pesar de que mantiene una fuerte querencia a las tablas de la balsa socialista.

Con el PP fue a las urnas, y ahí sigue, Extremadura Unida, partido regionalista que ocupa un escaño en el grupo del Partido Popular. Es la más veterana y reconocible de todas las fuerzas regionalistas extremeñas, aunque está muy lejos de ser lo que fue.

Es decir que en Extremadura hay extremeñistas de todas las ideologías y regionalistas... Seamos serios, regionalistas hay demasiados. Y, además, mal avenidos. Lo que escasean son propuestas regionalistas serias, estrategias y actitudes en las que el proyecto Extremadura surja de la cabeza y no del corazón.

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