lunes, 14 de octubre de 2013

El huevo, la gallina, el pingüino, el lobo, el cordero, el diablo, 

su cuñado y su suegra


José Joaquín Rodríguez Lara

Todavía hay quien se pregunta si fue antes el huevo o la gallina, a pesar de que está demostrado que en cuestión de antigüedades, entre el huevo y la gallina lo más antiguo es el ave. Pero no el ave de corral, sino el ave a secas, el de secano, el ave extremeño, que tenía anunciada su entrada en la estación de Extremadura para el año 2010, con Rodríguez Zapatero a los mandos de la maquina, y pasó el 2010, pasó el Zapatero maquinista y el ave no pasó. ¿Qué pasó? Que nos tomaron el pelo y nos cortaron el paso hacia el futuro. 

Poco después, doña María Teresa Fernández de la Vega, a la sazón vicepresidenta del maquinista, cacareó que el ave llegaría a Extremadura en el año 2013. ¿Y qué pasó? Que pasó doña María Teresa, que está a punto de pasar el año 2013 y que el único ave que se arrastra por la espalda de esta desventurada tierra es el pingüino, también llamado el tren bobo, que es pájaro, pero no vuela, aunque, eso sí, traquetea más que los trenes del cine mudo.

Las promesas las carga el diablo, y las promesas políticas las cargan el cuñado de Satanás y la suegra de Belcebú. Rara es la persona a la que Melchor, Gaspar, Baltasar, Papánoel y Mamásiel no han defraudado alguna vez olvidándose de traerle el regalo que con tanta ilusión les pidió por carta, pero ¿hay alguien mejor que los extremeños para dejarlos sin el trenecito que no esperaban y que, sin embargo, el mismísimo presidente de la República de la Ilusión, primero, y su paje y vicepresidenta, después, le prometieron? Si hay algo que desacredite la gestión del PSOE entre los extremeños es haber prometido y vuelto a prometer un tren de alta velocidad del que nunca más se supo. Hay otras promesas igualmente sonoras y también incumplidas, pero de ellas ya no se acuerdan ni en Fregenal de la Sierra.

Cierto es que el PP también ofreció un ave; la pequeña diferencia es que ni le puso fecha a su llegada ni insistió demasiado en ello. De hecho, el PP ya no habla de tren de alta velocidad, sino de tren de altas prestaciones, que no es lo mismo; el primero puede volar a 300 kilómetros por hora y el segundo, a 200. Son 100 kilómetros menos, pero también son 150 más de los que alcanzan en algunos tramos los pingüinos que traquetean por las vías férreas que desconectan a Extremadura del resto del mundo.

La carencia de ave es un ingrediente habitual del puchero político extremeño. Casi siempre lo añade al caldo el PSOE que es, con diferencia, el mayor especialista en dejar sin ave a Extremadura. ¿Por qué insisten tanto los socialistas extremeños en afirmar que Extremadura no tiene tren de alta velocidad ni lo tendrá, si al hacerlo se hunden un poco más en el charco del descrédito? ¿Sufren de amnesia? ¿Piensan que todos los demás somos amnésicos? ¿Mencionan que Extremadura no tiene ave porque son unos sádicos, lo hacen por puro masoquismo, porque se han quedado sin argumentos y no tienen mejor cosa que decir? ¿Los socialistas mencionan la ausencia de ave para invocar al diablo, a su cuñado y a su suegra con el objetivo de que se lleven al PP al infierno de las promesas políticas incumplidas, con Rajoy? ¿Qué pasa en el PSOE de Extremadura? No se sabe, pero desde luego lo que no pasa es el ave.

En el PP extremeño, tacita a tacita, que decía Carmen Maura en aquel anuncio de café, licitación a licitación, que dice el Boletín Oficial del Estado, tonelada de balastro a tonelada de balastro que dicen los ojos de quien observa las vértebras del bicho, se abre paso el convencimiento de que lo mejor es enemigo de lo bueno, y lo bueno para Extremadura es mejorar el ferrocarril extremeño, aunque no sea un ave de altos vuelos. Los populares defienden la construcción de una plataforma ferroviaria por la que, algún día, pueda pasar el tren de alta velocidad y que, a partir del año 2015, permita la circulación de esos trenes de altas prestaciones que alcanzan velocidades punta de hasta 200 kilómetros por hora. Es una promesa política, pero se está trabajando en ella y, por ahora, el PP no la ha incumplido.

El diputado don Damián Ramón Beneyto Pita, del grupo parlamentario que integra la coalición Partido Regionalista Extremeño - Convergencia Regional Extremeña (PREX-CREX), recientemente desgajada del grupo socialista, teme que el tren de altas prestaciones en vez de un ave sea una gallina. El diputado Beneyto, que es un hombre instruido, sabe perfectamente que la gallina también es un ave, lo que no sabe es contar chistes; sobre todo cuando el chiste es malo y es suyo.

A su señoría don Víctor Casco, diputado terrible de Izquierda Unida, parece gustarle más el ave que está construyendo el PP, el ferrocarril convencional, a gasóleo, que el ave estelar, eléctrico, que no construyó el PSOE, pero no se casa ni con unos ni con los otros. Es más, acusa a ambos partidos de lo mismo: de ser lobos en la oposición y corderos en el gobierno. ¿Y Víctor Casco que és? Dice don Víctor del Moral, consejero de Fomento, que Casco es un lobo -¡ahúuuuuuuu!- pues el diputado de IU no ha gobernado nunca ni se le ven trazas de que pueda llegar a gobernar. ¡Ahúuuuuuuu! Señor, señor...

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