jueves, 9 de mayo de 2013

El salvavidas


José Joaquín Rodríguez Lara


Estaba el hemiciclo propenso al consenso. Y no había causa aparente para ello. Los tres grupos parlamentarios se mostraban de acuerdo en varios puntos del orden del día, lo que suele ser muy peligroso. Ya se sabe que, en el Parlamento extremeño, el acuerdo propicia los debates más cruentos; tan descarnados que a veces desembocan en broncas infames.

Pero esta vez no fue así. Tan solo el debate sobre los daños patrimoniales sufridos por agricultores, ganaderos e industriales tras los últimos desembalses en las vegas bajas del Guadiana dio pie a un amago de trifulca, sin que el agua del río corriese finalmente por las venas de sus señorías.

Antonio Rodríguez Osuna,
diputado del grupo socialista-regionalistas,
en el pleno. (Fotografía publicada por el grupo socialista)
Fluía el pleno de la Asamblea con tal placidez que hasta el parlamentario socialista Antonio Rodríguez Osuna, que habitualmente parece un gobernante encerrado, contra su voluntad, en la camisa de un diputado de la oposición, daba la impresión de ser un político de la oposición predicante vestido con la prudencia y el tacto de un gobernante deseoso de dar trigo.

No parece que su señoría Rodríguez Osuna haya dejado de fumar y por ello se le hayan esfumado los malos humos. Ni consta que los diputados extremeños hayan perdido cualidades para hacer de cualquier solución un problema. Ni, que se sepa, hayan hecho propósito de enmienda como quien se impone una dieta con vistas al verano.

Entonces, ¿a qué se debía tan plausible cordialidad? ¿Por qué nuestros parlamentarios, todos, además de hablar, se escuchaban y, lo más inaudito, par-la-men-ta-ban; es decir, llegaron a acuerdos, a puntos de encuentro, una vez tras otra?

Agentes de la Policía montan guardia ante los
manifestantes de los 'campamentos dignidad'.
(Foto publicada por el grupo socialista)
Seguramente el motivo no se encontraba entre los escaños, sino fuera de ellos, en la calle. Varios centenares de personas -y mucha, mucha policía-, participantes en los llamados 'campamentos dignidad', defensoras de una renta básica obligatoria y con salida al mar, se manifestaban ante la sede parlamentaria para presionar a sus señorías. Ya se sabe que la presión exterior une las piezas del puzle incluso cuando no encajan. Pero esta vez no hacía falta. El proyecto de Ley de Renta Básica Extremeña de Inserción, que así se llama, había llegado al pleno para aprobarse y se iba a aprobar hubiese manifestantes en la calle o no los hubiese.

Desalojo de alborotadores presentes en la tribuna de
invitados del Parlamento. (Imagen bajada de Internet)
Pero, sobre todo, donde no se necesitaba presión era dentro, en la tribuna de invitados, desde la que media docena de impresentables lanzaron céntimos de euro contra los representantes de los extremeños que les caían más a mano y dejaron caer descalificaciones e improperios contra los políticos en general. En los campamentos de la renta básica habrá mucha dignidad, pero en el comando que montó este incidente en el Parlamento extremeño la dignidad brilló por su ausencia.

Fernando Manzano, presidente de la
Asamblea de Extremadura. (Fotografía
publicada por extremaduradehoy.com) 
El griterío de los protagonistas del escándalo contrastó con el silencio absoluto de los parlamentarios, del resto del público, de los trabajadores de la Asamblea, de los policías y de los periodistas mientras los alborotadores eran desalojados de la sede parlamentaria. Ni siquiera Fernando Manzano, presidente de la Cámara, que desenvaina sin contemplaciones el reglamento cuando se le alborota el hemiciclo, dijo esta boca es mía. En la calle seguía la manifestación, también se lanzaron monedas y, lo más grave, hasta un petardo que le estalló en los pies a la periodista emeritense Maria de los Ángeles Morcillo Rodríguez, que resultó afectada por la explosión.

Los manifestantes no respetaron a los representantes de los extremeños, pusieron en riesgo la salud de las personas que asistían a su protesta y demostraron que, para los protagonistas de los incidentes, la dignidad es un eslogan, no una actitud.

Luis Alfonso Hernández Carrón,
consejero de Salud y Política Social.
(Imagen bajada de la Red)
La Ley de Renta Básica Extremeña de Inserción se aprobó por unanimidad técnica, que no real. Todos los escaños del hemiciclo estaban ocupados y no hubo ni votos en contra del proyecto de ley ni tampoco abstenciones. Sin embargo, había 65 señorías y solo hubo 63 votos a favor del texto. A la diputada socialista Iñake Ruiz de Gauna se le averió la máquina de votar. Y el diputado de IU Víctor Manuel Caso Ruiz ni votó sí, ni votó no, ni se abstuvo, ni no votó. También le echa la culpa a la máquina de votar, pero el aparato se defiende diciendo que a ella, ¡que la registren! Está víctor que el señor Caso es un casco. Se ha batido como un jabato para que los extremeños tengan una ley de renta básica y a la hora de no aprobarla, le echa la culpa a la máquina. Luego declaró que esta no es la renta básica de IU. Tiene razón. Ni es de IU, ni es del PSOE, ni del PP, ni de Luis Alfonso Hernández Carrón que, como consejero de Salud y Política Social, tendrá que administrarla, ni de los acampados, ni tampoco de los beneficiarios; esta es la Ley de Renta Básica de Inserción de Extremadura. Ni más ni menos.

Guillermo Fernández Vara. (Foto de Internet)
El diputado y expresidente Guillermo Fernández Vara también tuvo una reacción curiosa: es una de las 29 señorías del grupo socialista-regionalista que votó a favor de la ley, pero, una vez aprobada, declaró que esta ley de todos no es suya -a pesar de que el PSOE se atribuye a sí mismo el haberla propiciado con su fallido boceto legal-, y que cuando vuelva a gobernar, la cambiará. Vara está en su derecho de cambiar la ley y si lo hace, se contará; hace años, ya se comprometió por escrito a aprobarla y no lo hizo. Y no porque Fernández Vara esté en contra de que haya una ley de renta básica, sino porque no pudo aprobarla o se le olvidó o pensó que ya lo haría y los votantes no le dieron tiempo a hacerla.

Víctor Casco (centro) durante el pleno. 
Dicho lo cual, hay que felicitar tanto al secretario general de los socialistas en Extremadura, como a todas y cada una de las personas que integran el Parlamento de la comunidad autónoma, su señoría el diputado don Víctor Manuel Caso Ruiz inclusive, por haber puesto en marcha esta Ley de Renta Basica Extremeña de Inserción y por haberlo hecho con notable celeridad y en más amor y compaña de lo que es usual por estas tierras. Sobre todo en mucha más compaña.

La Renta Básica Extremeña de Inserción es una especie de flotador que la inmensa mayoría de los extremeños, los que menos tienen, le lanzan a quienes aún tienen menos que ellos y están con el agua al cuello. Pero es un salvavidas, no una isla ni una barca con televisor de plasma. Ni nadie puede vivir permanentemente colgado de un flotador ni Extremadura puede ser una región de náufragos. Lo afirmo con la seguridad de haber nacido en Barcarrota. En esta tierra de secano, hay que aprender a nadar o nos ahogaremos todos.


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