jueves, 7 de febrero de 2013

Mentarse los muertos


José Joaquín Rodríguez Lara


Estaban a punto de firmar la paz y en ese precioso instante volvieron a declararse la guerra. Fue en la Asamblea de Extremadura, al final de la sesión plenaria del jueves 7 de febrero, durante el combate del último punto del orden del día, cuando la tarde empezaba a disfrazarse de noche, los escaños mostraban el cansancio propio de tantas horas sosteniendo el peso de la soberanía y al anagrama del parlamento extremeño se le habían acentuado las ojeras.


Vista esquemática y cenital del ojeroso hemiciclo.

Se debatía una propuesta de pronunciamiento en contra de la corrupción y se armó la mundial. La iniciativa había sido presentada por el grupo de IU y las primeras intervenciones indicaban que tanto el PP como el PSOE la apoyarían, pero por un quítame allá esos muertos el debate originó una escandalera y la guinda que debería haber coronado el trabajo de los parlamentarios durante toda una jornada se convirtió en un nuevo episodio de descrédito político costeado con el dinero de todos.


Por la mañana, el portavoz del PSOE le había mentado 'la bicha' (Bárcenas, el de las cuentas bífidas) a los populares. Cuando la sesión estaba a punto de concluir, en la segunda ronda de intervenciones correspondientes al último punto del pleno, el PP -con la vieja táctica del yo no voy a decir lo que ya estoy diciendo- le mentó los muertos (el GAL, el caso Faisán, las algaradas ante las sedes populares, el procesamiento de ediles placentinos, la condena del alcalde de Alburquerque y otros rubalcabas y fiambres) a los socialistas. Se armó la marimorena. Hubo voces desde la izquierda y desde la derecha, el hemiciclo se pobló de incontrolables aspavientos impropios de personas que se llaman señorías, muchos diputados socialistas realizaron amagos de abandonar sus escaños, el portavoz de los populares, que estaba en el uso de la palabra, no podía hablar y el presidente del Parlamento, a pesar de su innegable vocación y de lo mucho que entrena, no daba abasto a repartir llamadas al orden y amonestaciones, tanto para unos como a otros. Fue lamentable.

 

Más que un debate parlamentario, aquello parecía la típica jugada en la que Pepe pisa a Messi y Dani Alves se revuelca por la moqueta entre grandes muestras de dolor, al estilo Busquet. Un Madrid/Barça en toda regla.


Afortunadamente, la sangre no llegó al Albarregas y hasta hubo una enmienda transaccional, que no prosperó. La propuesta de pronunciamiento fue aprobada con los votos a favor del bloque PSOE/IU; el grupo popular se abstuvo. El disputado acuerdo de la Asamblea del tío Cayo le será comunicado al Gobierno de Rajoy y a las Cortes del reino instándoles a firmar un pacto democrático contra la corrupción. Tanto Rajoy como las Cortes deberían tener muy en cuenta la petición extremeña, pues aunque no lo parezca es fruto de la gran coincidencia de criterios existente entre los tres grupo políticos representados en el Parlamento de Extremadura. Sus señorías los diputados de la Asamblea extremeña discuten con muchísimo más ardor los asuntos en los que están de acuerdo que aquellos sobre los que discrepan. No está claro a qué se debe este hecho diferencial, pero es así. Se lo juro. Ocurrió lo mismo cuando la Asamblea, por decisión unánime y con enmienda transaccional de por medio, le pidió a Rajoy que renovase el Plan Prepara. ¿No será que Rajoy también tiene la culpa de los alborotos asamblearios?


Afortunadamente, sus señorías no se pegaron esta vez; en el parte de lesiones solo hubo bochorno, vergüenza, indignación, ¿arrepentimiento?, descalificaciones que, al parecer, empiezan con efe y, por supuesto, tu madre más. Nada que no pueda curarse antes del siguiente pleno. Esperemos que en la próxima sesión sí triunfe el desacuerdo.



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