sábado, 11 de junio de 2011

Fumata roja

José Joaquín Rodríguez Lara



IZQUIERDA Unida protagoniza el cónclave más intrincado que se ha visto. Nos tiene a todos en vilo. Cardenales para arriba, cardenales para abajo, confesiones colectivas de la feligresía, reuniones del Sínodo Ideológico y revoloteos del Espíritu Santo que, disfrazado de Cayo Lara, en dos aleteos se nos aposa en Extremadura para alumbrar a los purpurados y, de camino, echar alguna cagadita.
«¿Qué va a pasar?», pregunta el pueblo agobiado por la incertidumbre, mientras aguarda que el cardenal protodiácono (dice la Wikipedia) se asome al balcón del parlamento extremeño para anunciar la buena nueva: «Habemus Pápam. Eminentíssimum ac reverendíssimum Dóminum...».
Pues, por ahora, nada. Ni Monago I ni Vara II tienen la seguridad de ser el nuevo obispo de Roma la Chica. No hay fumata. Es que es muy difícil distinguir entre dos siameses que comparten órganos. ¿Dónde está la línea que separa a la izquierda de la derecha? ¿En las intenciones o en los hechos? ¿A quién debe sentar IU en la silla de Mérida? ¿Al hijo de un magistrado que se educó con los jesuitas en uno de los mejores colegios religiosos de España y es médico, o al hijo de un guardia civil de pueblo que estudió en la pública, se hizo bombero y, como pudo, cursó magisterio y derecho? ¿Todos los militantes y votantes y cargos del PP son señoritos? ¿Son obreros todos los votantes y militantes y cargos del PSOE? ¿Y qué es un obrero? ¿Una persona sin fortuna, que vive de su trabajo y apenca cada día para llevar unos euros a casa? ¿Es obrero un jornalero, un empleado intermitente, un funcionario, lo es un autónomo? Pues de esos hay muchos en el PSOE, pero también abundan en el PP. ¿Y un señorito, qué es? ¿Alguien con fortuna, personal o política, que no se sabe en que ha trabajado, si es que alguna vez trabajó, escoltado siempre por 'el servicio', que se codea con sus iguales en salones, palacios y hemiciclos, que usa gomina, se peina para atrás y nunca cotizó como trabajador? Hay muchos de esos en el PP, pero aún más en el PSOE, que lleva casi 30 años gobernando Extremadura. Y los parados y los indignados, ¿son la izquierda o la derecha?
Es curioso que en los pueblos, en los que hoy pone y quita alcaldes, IU no tenga tantos agobios decisorios como en la Asamblea de Extremadura. ¿Son más listos y resolutivos los concejales que los diputados autonómicos? Seguramente. Deben resolver problemas reales y acuciantes y, además, no hablan de izquierdas ni de derechas hasta que la discusión sube de tono. Y no lo hacen porque, para quien vive en un pueblo, la gente tiene nombres y motes y en mentándola, todo el mundo sabe el origen, los medios de vida y la ideología de la Tony, del Relicario, del Faustino y de la Severa. ¿Para qué le van a mirar el carné de militante o el programa electoral si les averiguan las intenciones antes de que se les ocurran?
Pero en el Parlamento es distinto. Y así están, pobrecinos, los tres cardenales de IU, que iluminados desde abajo por las bases y desde arriba por el santo palomo Cayo, ni pegan ojo ni hacen ganas de comer. Tres kilos dice que ha perdido monseñor Pedro Escobar. Y lo portentoso no es que los haya perdido, sino que los tuviese y no los luciera. Como sus ilustrísimas no se decidan pronto, les pasará lo que al burro de Buridán (está en la Wikipedia) que, hambriento y sediento e incapaz de decidir si primero comía o bebía primero, se murió de hambre y de sed.
El pueblo está más entretenido que viendo reñir a 'la Esteban' y a 'la Campa' (si no las conoce, busque en la Wikipedia), pero, si IU sigue perpleja, habrá que hacer como en el siglo XIII cuando, ante la desgana de los cardenales para elegir al papa, se les encerró a pan y agua. Pactaron en un santiamén. De aquel menú vienen los cónclaves -'cum clavis', con llaves, con las llaves de IU, claro, (lo dice la Wikipedia)- y las fumatas vaticanas. La fumata de Mérida -como si la viera- no será ni blanca ni negra ni azul y grana. Solo roja. Flojea el villarato.



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