miércoles, 23 de septiembre de 2009


Sol y médicos

José Joaquín Rodríguez Lara


JUAN Carlos Rodríguez Ibarra lleva decenios mostrando interés por la salud del sistema sanitario. Hace 30 años, cuando era consejero de Sanidad en la Junta Preautonómica, le pedía cita a los médicos de los hospitales extremeños para tomarle el pulso a su situación. Los de la residencia sanitaria Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, de Badajoz, le recibieron de pie, en el pasillo, entre intrigados y desabridos. El consejero Ibarra se presentó y les explicó que había ido a verles para conocer de primera mano sus necesidades. El más veterano de los facultativos le agradeció el detalle, le preguntó qué medios tenía para atenderles y todo quedó en nada al saber que nada había.

Ni presupuesto, ni competencias, ni Estatuto de Autonomía. Sólo ilusión y buena voluntad. Ibarra, como diputado socialista-consejero preautonómico de Sanidad, visitaba los hospitales que gobernaba la UCD, y Luis Ramallo, como presidente preautonómico de UCD enviaba telegramas de enérgica protesta a los ministros de su propio partido. No había para más.

La situación política ha cambiado mucho y la sanitaria, ni le cuento. La sanidad tiene muchísimos más medios y mucha más cobertura, hasta el punto de que, junto a la educación -mala pero accesible a todos- y la prestación por desempleo, se ha convertido en una de las tres patas -seguramente la más robusta- que sostienen el taburete del bienestar. A Ibarra le preocupa que a pesar de su robustez la pata sanitaria -de las otras no habla, pero podría hacerlo- se quiebre por exceso de carga y pide a vuelamicrófono que el Gobierno reserve la sanidad pública española para los españoles. Su afirmación es una traca que tiene irisaciones revolucionarias -'la tierra para quien la trabaja'-, derechoides -'la sanidad para quien la paga'- y hasta guerristas -«Lo primero yo, endispué de mí naide y endispué de naide, Fuentes», que dijo Antonio Guerra, 'Guerrita'-, pero sufre carencias que deben atribuirse a la improvisación de unas declaraciones en directo. A veces conviene leer, como hace Obama. A la traca de Ibarra le faltan datos, cifras que tracen los perfiles exactos de la realidad. ¿Cuántos extranjeros nos visitan por turismo sanitario? ¿Cuánto nos cuestan? ¿Nos engañan o les vendemos salud en un paquete que incluye sol, paella y sangría? ¿Vara es tan manirroto como pinta a Zapatero?

La ministra de Sanidad, tampoco ha sido precisa en sus contradeclaraciones. Y debería serlo. Cuando estamos en crisis y se habla de subir impuestos, es peligroso dejar en el aire la sensación de que el derroche sanitario llega hasta el extranjero. Sobre todo si no es cierto y se puede demostrar.


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