sábado, 9 de mayo de 2009


Mi ordenador está loco


José Joaquín Rodríguez Lara


LOS adjetivos barnizan la esencia de las cosas y, en no pocas ocasiones, hasta las desnaturalizan. Todo el mundo sabe que el café 'descafeinado' no es café, que la pasión 'contenida' no es pasión, que el 'verde' pistacho no se come y que la inteligencia 'artificial' sólo es una predisposición al cálculo. Los ordenadores no son listos, son obedientes. Se les ordena que cometan una barbaridad y, como esté en sus circuitos, la cometen. Son así de estúpidos, pero ¿qué haríamos ya sin ellos?
Uno que, como periodista, conoció el plomo y el huecograbado y se ha peleado ya con muchos ordenadores, diseños y programas de edición, está ahora en manos del Milenium, que ha sustituido a otro sistema del que ya sólo queda memoria en los dedos que, una vez y otra y otra, se van a la tecla que no deben. El Milenium es mejor que el sistema anterior en unas cosas, peor en otras y diferente en casi todas. Esta cuestión es la que fastidia, pues como ocurre con los microchips, a las neuronas les cuesta mucho hacer aquellas operaciones repetitivas para las que no se han entrenado. Es una pelea entre dos -mi ordenador y yo- en la que terminan interviniendo los compañeros técnicos y socorristas, en general, ya que de lo contrario usted no podría leer este artículo.
Tanto el Milenium como su predecesor tienen su propio sistema de corrección de textos, cada uno de ellos hijo de su padre y de su madre. El anterior era un ferviente defensor de las libertades individuales y no admitió nunca la palabra 'Corcuera', ni aunque tratases una y otra vez de incorporarla al 'diccionario particular'. Escribías el apellido del que fuera ministro del Interior y el corrector te sacaba tarjeta amarilla: falta de ortografía. Tampoco admitía 'persona' y, sin embargo, te dejaba escribir 'verguenza' sin ruborizarse, aunque no llevara diéresis. El corrector actual es de moral angosta y te pone muchos más reparos, pero -eso sí- te ofrece alternativas; pero muy 'alternativas'. Escribes la palabra 'descerebrada' y la rechaza, pero -como si fuera Vargas Llosa u otro novelista del 'boom latinoamericano'- te ofrece sustituirla por 'desbecerrada'. ¿No sería mejor 'cabra loca'? Para él, no. Si escribes 'descorbatado' quiere que pongas 'desorbitado' y 'escolarizar' le suena a 'esclavizar'. Y eso no es nada: topa con 'dinamizaría' y te sugiere cambiarla por 'dinamitaría'.
Es muy listo este ordenador o está loco. Si no aprende pronto a leer me hago 'okupa'. Probemos.
- 'Tronko', el adjetivo 'remendón' sobra; se llama 'Zapatero'.


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