sábado, 25 de junio de 2011



El doctor Monago y míster Guille


José Joaquín Rodríguez Lara


José Antonio Monago, presidente
del Gobierno de Extremadura.
Monago es como Ibarra y Vara tiene rasgos que recuerdan a Floriano. Uno es impulsivo y hasta visceral; el otro, reflexivo y experto en el arte de lo políticamente correcto. Los dos tienen su chorreón de mala leche, como cualquiera. A Monago le sale a borbotones. No es de esas personas que le dan las gracias a quien le lleva la contraria. Vara raramente pierde los buenos modales, aunque hay quien le ha tratado en las distancias cortas, más allá de la política, en el terreno de lo personal, y asegura que el todavía presidente de la Junta 'tiene tres y la bailaera'. ¿Y quién no? ¿Su leche tendría que ser precisamente merengada?

Mister Guille, trasunto de Guillermo Fernández Vara,
durante la campaña electoral.
Si ambos no quieren desfallecer bajo los esfuerzos que les exigirá la legislatura recién estrenada, tanto Monago como Vara necesitarán tomar dosis elevadas del brebaje que cocinan Escobárix, Cascobélix y Nogalescúrcix, los tres druidas de IU, estrechamente vigilados por Cállateyayoideafix, el perro con pulgas. Malas.

El guía del PP, la esperanza azul de la derecha, se tapará la nariz para beberse la pócima de un trago, sin paladearla, confiando en que le aporte fuerzas en su peregrinaje de problema en problema, y esperando, también, que le insufle prudencia, de modo que, aun revestido de la dignidad presidencial, nunca pise el callo que no debe pisar.

El líder del PSOE se inyectará el mejunje de IU en vena, como un suero nutricio que le mantendrá con todos los sentidos en alerta, para no perder el rastro de la presa. Ahí está, pues a por ella. Tiembla, IU.

Y, como en 'El extraño caso del doctor Jekyll y míster Hayde', la novela que Robert Louis Stevenson publicó en 1886, semejante cambio de papeles se producirá por obra y gracia de un mismo brebaje, de un bebedizo que debe mitigar los arreones de Monago al tiempo que aviva el trote dulzón de Vara. Menos mal que todo se aprende. El primer Ibarra era bastante más impulsivo y estaba mucho más verde en la gestión que este Monago. Asegura en su libro el expresidente de la Junta que tuvo que 'romper cristales' para llamar la atención, pero algunos los hizo añicos simplemente por haberse pasado de frenada.

Lo mismo -no frenar a tiempo- empieza a ocurrirle a Vara, cuyo 'buenismo' gustaba mucho fuera del PSOE. Con la dosis que él mismo se ha recetado, dejará de ser el doctor bueno de la política regional para convertirse en Hayde, el malo malísimo que enterrará a míster Guille. Al perder la esperanza de seguir en la Junta, Vara le dijo al PSOE que está dispuesto a liderar la oposición. Además de aceptar el ofrecimiento -o eso o un congreso extraordinario-, el PSOE extremeño le exigió a su secretario general una demostración de que quiere, sabe y puede. «Sal y cómetelos», vinieron a decirle. Y lo hizo. Vara debutó como perro de presa en una rueda de prensa llena de dentelladas a Izquierda Unida. Fue un Vara desatado, descorbatado y desconocido que rozó la grosería y pisó los terrenos de la precipitación por no tocar el freno. Con lo que le aprecia Cállateyayoideafix Lara, la Mariacristina que nos quiere gobernar. O ahogarnos en las urnas.

Se acabó el Guille besucón y repartidor de abrazotes: el nuevo líder del PSOE mu-er-de. ¡Qué tendrá el brebaje de Izquierda Unida, madre, que no respeta ni a la familia! Los primos Izquierdo llevan toda la vida haciéndose guiños y, cuando les llega el momento de casarse y evitar la partición del olivar, descubren que se odian tanto que ni el interés les une ya.
El desprecio es un veneno corrosivo.


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