domingo, 16 de noviembre de 2008



Casi ecuestre

José Joaquín Rodíguez Lara


Parece la noche de los políticos vivientes, oí que pensaba una periodista apretujada junto a mí. Iba a responderle cuando ¿zas!, pasó rozando el ex Cosculluela. Traspuestos aún por la impresión nos empujaron hacia un lateral del pasillo y al girar la cabeza se nos apareció el mismísimo ex Corcuera.

Juan Carlos Rodríguez Ibara y Alfonso Guerra
durante la presentación en Madrid del libro 'Rompiendo cristales'.

También estaban el ex Felipe, el ex Guerra, el ex Vera, el ex Cascos, el ex Ramallo, el ex Oliart, la ex Matilde Fernández, el ex Txiki Benegas y el ex Jiménez de Parga, además del ex Fernando Martín, fugaz presidente del Republicano Madrid, club de fútbol que, de tanto despreciar la Copa del Rey, ha dejado de ser Real y creíble. Y había más ex, muchísimos más. Definitivamente, no era la noche de los políticos vivientes, sino mucho peor: se nos había desencuadernado El Libro Gordo de la Transición y los santos y las santas y la pasta y los notas a pie de página revoloteaban por las butacas tal que hojas de otoño en un remolino.


Felipe González presentó el libro de Ibarra e Ibarra se presentó dispuesto no sólo a recoser las relaciones entre Alfonso y Felipe -la mejor pareja de baile que han visto los siglos (XX y XXI)-, sino que propuso otra transición, con Felipe de Borbón como baúl de los compromisos. Hizo un discurso sin matices. Animó a deshacerse de los nacionalistas y a bendecir la rendición de ETA. Si cuaja, veremos a 'Dienteputo' negociando los presupuestos y a Ibarretxe en el monte, cocinando en olla exprés.


Además de soluciones políticas, Ibarra las ofrece logísticas: Extremadura tiene agua para España y un líder para la Moncloa. Vara se revolvió en la butaca, para desmoldar las carnes. Desde la portada del libro le escrutaba el autor de 'Rompiendo cristales', en un retrato casi ecuestre. Ibarra a caballo entre «las memorias y el pensamiento político».


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